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Pensar en maletas remite de inmediato a Samsonite.
El papel preponderante de nuestra marca en la industria de artículos de viaje no es casualidad, sino el resultado de un largo camino: 115 años de evolución, perseverancia, innovación y muchas maletas sometidas a arduas pruebas de calidad.

Samsonite evoca aventuras de trotamundos y el estilo de vida de un viajero frecuente. Sin embargo, su historia comienza en un pequeño pueblo de montañas, a principios del siglo pasado.

Colorado fue el sitio que recibió a los inmigrantes polacos Isaac y Rachel Shwayder. Ahí tuvieron 11 hijos, entre ellos Jesse, quien después de trabajar en las tiendas de abarrotes y muebles de su padre y aprender los gajes del oficio, decidió formar su propio negocio de venta de maletas al por menor.

Shwayder incorporó poco a poco a sus hermanos en su negocio, a pesar de mostrar lento crecimiento. Muy pronto, el joven empresario reconoció la necesidad de expandirse, lo que significaba salir de Denver y recorrer el país entero. El fruto de su trabajo no tardó en llegar, tanto así que la Seward Trunk Co., la mayor manufactura de equipaje de Estados Unidos, le ofreció un trabajo en su oficina de Nueva York. Un año después, Shwayder estaba listo para regresar a Denver y fundar la Shwayder Trunk Manufacturing Co. Corría el año de 1910.

El principio de un sueño

Una de las primeras novedades que distinguiría a esta compañía fue la creación del baúl Samson, reforzado con placas metálicas que lo hacían tan fuerte como el héroe bíblico al que alude.

1910

Shwayder no solo fue pionero en la manufactura de equipaje, sino también en la manera de venderlo. La imagen de cinco integrantes de Ia familia Shwayder parados sobre el Samson fue la materialización de un concepto medular en el ADN de Ia marca —durabilidad sin límites— y un testamento para un visionario publicista en potencia. En las siguientes décadas, las maletas serán arrolladas por bestias salvajes, lanzadas desde un auto en movimiento, utilizadas como tablas de esqui para nieve y hasta sumergidas en una laguna con cocodrilos, todo con el afán de probar el mismo punto: si aguantan eso, ¿qué no aguantan?

Una compañía con mucho valor

“Trata a los demás como te gustaría ser tratado”. Con esa regla de oro, Jesse avanzó hacia una nueva expansión y una nueva fábrica de 7,432 m2. Al poco tiempo fue necesario un segundo complejo al este del país. Así se fundó la fábrica de Detroit, más grande que la de Denver.

Al llegar el crack de Ia bolsa de 1929, Jesse Shwayder se enfrentó a ventas disminuidas hasta en 50% y comprendió la necesidad de diversificarse o morir.

Ante el precario estado financiero del país, los glamurosos viajes se convirtieron en un recuerdo distante. El lujo fue sustituido por Ia funcionalidad, y los hermanos Shwayder, en busca de un área de oportunidad, comenzaron a manufacturar mesas de juego y sillas plegables. Gracias a este giro, Ia compañía sobrevivió los años difíciles, sin tener que abandonar Ia producción de maletas. Por aquellos tiempos se escuchó por primera vez el nombre Samsonite que fue elegido para resaltar los valores fundamentales de la marca: resistencia y durabilidad, tomando su nombre del personaje bíblico Sansón, conocido por su gran fuerza.

Para 1940, Jesse Shwayder reconoció que era tiempo de modernizarse. Pero tendría que esperar, pues se avecinaba un conflicto bélico que paraliza todo. Durante la Segunda Guerra Mundial, como tantas otras empresas, Shwayder Bros. Inc. (el nuevo nombre que adoptó en los años treinta) hizo un paréntesis en la producción de equipaje para fabricar bienes militares. Experimentar con nuevos materiales y procedimientos beneficiará, a la larga, el avance tecnológico de su producto medular: las maletas. A lo largo de estos primeros 40 años, a pesar de los altibajos, nunca se abandonó Ia regla de oro con Ia cual se regía Shwayder: “Trata a los dernas como te gustaría ser tratado”, además de apostar por una serie de valores como tratar a los colaboradores, distribuidores y clientes con ética y respeto, así como dar lo mejor de sí. La frase se convirtió en el lema de Samsonite y fue grabada en esferas azules que, hasta hoy, repartimos a cada uno de nuestros colaboradores para que siempre lo tengan presente.

Maletas fuera de este mundo

La segunda mitad del siglo XX trajo consigo los albores de la época supersónica. Los viajes en avión se popularizaron y, con ello, la necesidad de viajar ligero. Había que recurrir a materiales futuristas como plástico, magnesio o etilcelulosa. De ellos surgieron los modelos Samsonite Ultralite y Silhouette, listos para adaptarse a una sociedad en constante movimiento.

Otra novedad de la época fue el Classic Attaché, un elegante maletín que dominaría la escena ejecutiva en las ciudades más cosmopolitas y que, muchos años después, volvería al imaginario colectivo gracias a la serie Mad Men.

Los sesenta comenzaron con cambios significativos. King Shwayder sustituiría a su padre Jesse como presidente y la empresa se conocería a partir de entonces como Samsonite Corporation, 

misma que comenzó un ambicioso plan de expansión con operaciones en Países Bajos, Alemania, Francia, España, Inglaterra, México e incluso Japón. La primera gran fábrica europea se estableció en Oudenaarde, Bélgica, en 1966.

Para cerrar la década, en 1969, y a la par del alunizaje de la NASA, Samsonite introdujo la Saturn, la maleta más ligera y resistente hasta ese momento, gracias al polipropileno y a técnicas de moldeo por inyección de plástico, dignas de la era espacial. Ese mismo año falleció Jesse Shwayder, a los 88 años.

1969

Y el hombre inventó La rueda

Crecimiento y más crecimiento. Ventas en ascenso. Un nuevo logotipo. La compañía deja de estar en manos de la familia Shwayder y pasa a formar parte del conglomerado Beatrice Foods, inaugurando así una serie de movimientos de compra-venta de la corporación, que se darían en las siguientes décadas. Todo eso sucedió en los años setenta, pero quizá la innovación más revolucionaria de Samsonite fue la inclusión de ruedas en las maletas.

Con la sofisticación de los mercados hubo que evolucionar con ellos y atender sus muy particulares necesidades, que varían inmensamente entre regiones, géneros y edades. La competencia también se convirtió en un obstáculo a vencer. Pero Samsonite no tardó en superarse a sí misma con Ia maleta Oyster, Ia primera en eliminar por completo una estructura metálica, lo que aumentó una vez más los estándares de las maletas ligeras. Las innovaciones no pararon, y aunque es difícil acordarse de un tiempo en que las maletas no se sostienen en posición vertical y carecían de manijas retractiles, fue apenas a principio de los noventa que se implementan estas características.

En 1997, Samsonite literalmente reinventó La rueda —al menos en lo que a equipaje se refiere— con su Ultra Transporter. Con el lema “Cuatro Llantas son mejores que dos” eliminaron casi por completo el esfuerzo de cargar una maleta. El máximo avance rodante llegaría en 2004, con la Spinner y sus llantas multifuncionales.

El compromiso de Samsonite con la innovación los mantuvo en un lanzamiento constante de nuevos productos. Así, en 1974, presentó la primera maleta con ruedas. El éxito entre los viajeros fue inmediato y para la industria, sin duda, esta maleta fue un game changer.

Divide y vencerás

En los noventa, Luc Van Nevel, presidente de Samsonite Europa, puso la mira en Asia, una región poco explorada y con enorme potencial. Su estrategia consiste en aliarse con grupos preestablecidos, franqueando así barreras culturales y de lenguaje.

Singapur, Corea del Sur, Hong Kong y China fueron sus primeras conquistas. Pero había otro mercado gigantesco que le despertaba especial interés: el de India. Ramesh Tainwala fue un elemento crucial para establecerse en un país que requería complejos sistemas de distribución y múltiples puntos de venta. Por estas fechas, Samsonite se fusionó con el grupo financiero Astrum International Corporation. Con ello, pasó de ser un cliente más dentro de un multi consorcio a una compañía independiente y autónoma. Tras las secuelas del atentado del 11 de septiembre y otros eventos globales que mermaron las ventas del sector en general, Van Nevel, el entonces CEO de Samsonite, sometió a la compañía a una fuerte reestructuración. Esto implica el cierre de varias fábricas, bodegas y locales en Europa, así como el recorte de distribuidores independientes con desempeños pobres. Asimismo, tomó medidas para volverse a capitalizar, centrándose en artículos más usuales, pertenecientes al llamado softside (bolsos, backpacks, duffel bags y otros accesorios).

En 2004, Marcello Bottoli, quien antes fuera el CEO de Louis Vuitton, tomó el lugar de Van Nevel con el objetivo claro de reposicionar la marca y establecer un vínculo emocional con el consumidor. Así nació Black Label, una submarca. Quizá la herencia fundamental de Black Label fue el compuesto termoplástico llamado Curv, un milagroso material que hasta la fecha se utiliza para la Cosmolite, una maleta rígida ultraligera con un atractivo diseño de concha de mar.

A la salida de Bottoli, Tim Parker tomó las riendas e implementó la estrategia de descentralizar las decisiones y personalizar los mercados por región. Otorgarles a los directores regionales este poder fue una táctica exitosa que consolidó más la marca a escala global. Actualmente, el rumbo de Samsonite apunta a un mercado más orientado a la mujer y a impulsar productos para categorías no exclusivas de viaje, como accesorios, bolsas, maletines y mochilas. En 115 años, Samsonite ha pasado de ser una compañía de maletas a una entidad que satisface las exigencias de personas en constante movimiento y para quienes la vida es un viaje.

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